Festival de cine INSTAR

#SOSVenezuela: a propósito de ‛Ventanas’, un documental de Jhon Ciavaldini

Por ÁNGEL PÉREZ – 29 noviembre, 2023

RIALTA

Fotograma del documental ‘Ventanas’ (2023); Jhon Ciavaldini (IMAGEN vimeo.com)

Ventanas (2023), el documental de Jhon Ciavaldini que compite en el IV Festival de Cine INSTAR, me recuerda el siguiente verso de Carlos Augusto Alfonso: “Veo mi guerra desde lejos en viaje teleférico sobre país neutral”. Al narrador/autor de Ventanasvivir lejos de Venezuela no lo excluye de su Historia. Es 2017, Ciavaldini conversa por teléfono desde Buenos Aires con su madre sobre la crisis que atraviesa su país de origen, sobre la inconformidad de la gente con el gobierno. En las redes sociales contempla videos de las protestas ciudadanas de ese año, y también de 2014, grabados por los ciudadanos desde las ventanas de sus apartamentos y compartidos como testimonios del clima de terror en que viven, de la represión con que el cuerpo militar del Estado responde a las manifestaciones civiles.

Alejado de su madre, golpeado por esas imágenes que circulan en redes (las ventanas desde donde observar la trágica situación venezolana), el realizador articula el documental como una toma de conciencia de su lugar en esa realidad, como una vuelta sobre sí mismo y su condición de emigrante. Además de un alegato político sobre la degradación y la violación de los derechos humanos en Venezuela, el filme es expresión de una subjetividad extraviada entre las imágenes que atestiguan aquella realidad.

El narrador comenta: “Nunca me había pasado tener el cuerpo en un lugar y la cabeza a siete mil kilómetros de distancia. Solo el que emigró sabe lo que es esto. Me pregunto si estoy llevando una doble vida”. Más adelante subraya: “Yo solo sé que es imposible irse del todo”. Y se pregunta un poco más tarde: “¿Irme del país resolvió mis problemas o me generó otros que antes no tenía”. La película es un registro de su angustia como emigrante frente a la Historia reciente de su país, que transcurre a siete mil kilómetros de distancia y que, paradójicamente, ve pasar ante sus ojos. Y resulta también el modo en que Ciavaldini participa/actúa directamente, desde el exilio, en esa Historia.

Ventanas anuda una experiencia familiar al ámbito social, el pensamiento del autor a la memoria colectiva del país. Esa es una de sus virtudes. El paisaje discursivo pende de la voz del realizador, inmersa a su vez en esa Venezuela de revueltas cívicas y violencia policial, donde, por supuesto, emigrar constituye otro índice de la crisis. La decisión de erigir un relato en primera persona, desde la experiencia íntima, para abordar la cuestión venezolana, enriquece considerablemente el discurso cinematográfico. Evidentemente, la perspectiva de Ventanas –las resonancias subjetivas filtrando los hechos políticos y sociales– se distancia de cualquier narrativa hegemónica o propagandística.

Al menos en dos ocasiones aparece Nicolás Maduro en televisión. La verdad del narrador se opone a la verdad empuñada por el presidente, que se enfrenta a las cámaras con un niño en los brazos –más prefabricada no podía ser su imagen– mientras acusa a los manifestantes de mercenarios y fascistas. No hay en esas tomas televisivas traza alguna de la violencia que inunda las calles. No lo dice exactamente, pero el narrador sabe que el poder busca construir una cortina de humo. Cuando se contrastan las grabaciones compartidas en redes sociales con las intervenciones televisivas de Maduro, el documental desnuda con elocuencia la violencia objetiva: del despliegue militar en las calles y la precariedad de la vida social en el país sudamericano.

Esos videos –contenedores de una memoria social que escapa al control del poder y a sus intentos de traducir la realidad según sus intereses ideológicos– no son solo evidencia del cataclismo político, sino además la certificación de que la vida social en Venezuela se experimenta en gran medida como dolor, miedo y muerte. Yuxtapuestos a las angustias personales del director, esos archivos expresan una verdad humana que constituye el motivo fundamental de Ventanas.

El costo humano parece ser lo que más preocupa al autor, y luego, por supuesto, la libertad para disentir. De ahí la inserción al inicio del documental de un epígrafe que dice: “Matar a un hombre por defender una idea, no es defender una idea, es matar a un hombre” (Sebastián Castellion).

Entre muchos otros datos de relieve, al final del documental se lee que sobre Venezuela: “la situación continúa, y cada vez salen a la luz más casos de violaciones de Derechos Humanos que incluyen detenciones arbitrarias, tortura, abuso sexual, persecución política, desaparición forzada y ejecuciones extrajudiciales”.

Póster del documental ‘Ventanas’ (2022); Jhon Ciavaldini (IMAGEN festivaldecineinstar.com)

Asomarse a esa realidad –con el filme de Ciavaldini– es una invitación a la toma de conciencia política. A través de las ventanas de su apartamento en Buenos Aires, el cineasta  no consigue ver más que el plano frío de un paisaje arquitectónico: los edificios se levantan, uno al lado del otro, indiferentes. En Venezuela, se cuela por las ventanas el sonido de los disparos y los gritos de personas anónimas decididas a enfrentar al poder.

Still de ‘Ventanas’ (2022); Jhon Ciavaldini (IMAGEN vimeo.com – trailer)

Durante el IV Festival de Cine INSTAR, que tendrá lugar entre el 4 y el 10 de diciembre, Ventanas podrá verse en el Laboratorio Arte Alameda de Ciudad de México (los días 5, 6 y 7), en el Centro Cultural General San Martín de Buenos Aires (los días 5 y 10), en la Zumzeig Cinecooperativa de Barcelona, España (el día 6), y en Cuba a través de la plataforma online Festhome (el día 4).

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