Ya viene el IV Festival de Cine INSTAR, el gran nodo trasnacional del séptimo arte cubano independiente
Por RIALTA STAFF – 10 noviembre, 2023
RIALTA
El IV Festival de Cine INSTAR, auspiciado por el Instituto de Artivismo Hannah Arendt, se desarrollará entre el 4 y el 10 de diciembre, según anunciaron este viernes los organizadores. “En caso de emergencia, rompe el cristal”, advierte el slogan del evento en esta ocasión.
Con sede transnacional, repartida por varias ciudades del mundo (Barcelona, París, Nueva York, Miami, Ciudad de México, Buenos Aires y São Paulo), la cita cinematográfica se distingue ya como un nodo fundamental en el ámbito del cine cubano independiente. Al mismo tiempo, como en ediciones anteriores, su programa se expande hacia otras geografías creativas.
Identificamos como inicio de este camino la iniciativa Cine Cubano Censurado, curada en 2018 por el crítico Dean Luis Reyes en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, a propósito de una exposición personal de la artivista cubana Tania Bruguera en esa institución. Alrededor de esa muestra, se produjo una conversación entre varios cineastas y cinéfilos cubanos: Orlando Jiménez Leal, Miguel Coyula, Juan Carlos Cremata Malberti, Eliecer Jiménez Almeida, así como Reyes y Bruguera. En ese diálogo sobrevoló una necesidad: la creación de una red de apoyo desde INSTAR.
Tal como recuerda Bruguera, fundadora y directora del Instituto, en la presentación de este IV Festival de Cine INSTAR, surgieron luego los Premios PM, un fondo de ayuda para la creación de cortos, la posproducción de largometrajes y la distribución de obras terminadas, con énfasis en aquellas piezas híbridas que desterritorializan la noción de cine y exploran nuevos caminos en su realización.
Posteriormente, entre 2019 y 2020, se organizó la Muestra Cine Independiente-Pendiente, un programa mensual curado por la actriz y escritora Lynn Cruz. A partir de esa experiencia, se formalizó a finales de 2020 la primera edición del Festival de Cine INSTAR.
En tanto curadora de aquella primera edición, Cruz dijo en aquel momento a Rialta Noticias: “Puesto que Tania me insistía en que podíamos hacer algo distinto, le propuse: ¿Por qué no hacemos algo más arriesgado? ¿Por qué no hacer un festival de cine alternativo, especialmente ahora que el Decreto Ley 373, al menos en apariencia, denota la voluntad por parte del Gobierno, de legalizar el cine independiente? Con esto también se infiere el que surjan espacios autónomos para el cine, como es el caso de un festival. Lo cual debería acabar con los conflictos, pues lo que los eventos oficiales rechazan finalmente encontraría su sitio. Lo underground tiene derecho a existir. Las grandes instituciones de cine funcionan como corporaciones. En el caso de Cuba, se sabe, al igual que en China, la censura se extiende más allá de las fronteras territoriales. Lo que no provenga con el visto bueno del ICAIC, en el caso de los cineastas del patio, es recibido con sospecha. La censura evidente genera simpatía, pero hay una que opera de manera silenciosa, que ocurre en los buffets, o por medio de llamadas telefónicas. Es la que imposibilita la denuncia, pero queda en el plano de la subjetividad”.
Seguiría en diciembre 2021 una edición virtual debido a la COVID-19, y para el verano de 2022 se incluyó el festival dentro de las actividades de INSTAR en la doumenta 15, en Kassel, Alemania. “Tierra sin imágenes”, como se tituló esa última edición, constituyó –dada la exhibición de 160 películas– la mayor retrospectiva de cine cubano alternativo hasta la fecha.
Este año, el IV Festival de Cine INSTAR se ha venido organizando de forma híbrida y telemática. Esto ocurre, según la propia Bruguera, como respuesta al “exilio masivo de los artistas e intelectuales cubanos, entre ellos la gran mayoría de los cineastas jóvenes en activo, con quienes habíamos trabajado hasta el momento”.
Las proyecciones se podrán ver desde Cuba en línea a través de la plataforma Festhome. “El concepto que nos guía”, explica la performer, “es el carácter transnacional del nuevo cine cubano, así como su diálogo creciente con diversas cinematografías, sobre todo las de aquellos países también regidos por gobiernos dictatoriales o autoritarios, que imponen fuertes censuras sobre los artistas”.
Un jurado, compuesto por Alejandro Hernández (Cuba), Dunja Fehimović (Bosnia y Herzegovina) y Paulo Antonio Paranaguá (Brasil), concederá el Premio Nicolás Guillén Landrián “a la obra en concurso que mejor refleje y explore, desde la creación audiovisual, algún tema tabú de su sociedad correspondiente”. De acuerdo con la presentación del festival, “con esta iniciativa, INSTAR pretende homenajear la relevante obra cinematográfica del documentalista y pintor cubano Nicolás Guillén Landrián (Camagüey, Cuba, 1938 – Florida, Estados Unidos, 2003)”.
José Luis Aparicio, director artístico de las últimas ediciones, subraya que esta “es la primera concebida en el exilio”; ello explicaría “su carencia de centro”.
“¿Dónde ubicar la sede de un evento cuyo impulso fundamental ha sido la promoción y exhibición del cine independiente cubano, cuando el país natal es una tierra inaccesible? ¿Cómo escoger un punto, fijar un eje, entre los múltiples parajes de una diáspora que se expande cada día? ¿No es acaso la nación una entidad más compleja que aquella que demarcan los límites geográficos, los extremos políticos? ¿De qué manera repensar la estructura del festival para que refleje, e incluso potencie, la actual circunstancia de la gran mayoría de los cineastas que acompaña?”, se pregunta el joven realizador cubano, afincado en España, como muchos de sus colegas y compañeros de generación.
Quizá algunas de estas interrogantes se responderán a través de la proyección de las 15 películas en concurso y de otras 13 presentaciones especiales. “Desde INSTAR”, comenta Aparicio, “quisimos apostar por la diseminación, por aprovechar cuanto pueda ser fértil y liberador en un paisaje cultural sumamente fragmentado. La condición de cineastas, artistas, ciudadanos exiliados que hoy asumen millones de cubanos presenta un conflicto que debe ser atendido desde la persistencia y la imaginación. Nuestro propósito es crear un corredor de imágenes entre varios de los puntos aislados de nuestra dispersión nacional. Quizás a partir de esta red imaginaria se pueda conectar nuevamente con la isla, con las diversas y complejas versiones de país que encontramos en su cine”.
INSTAR –y su festival de cine– aspira a ser, zanja Bruguera, “donde las ideas se convierten en acciones cívicas”.
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